El Coronel Alberto Ayora Hirsch, nace el 17 de agosto de 1963 en La Seu d´Urgell, Lérida, en el corazón de Pirineos, enclave mágico donde comienza a desarrollar desde su niñez una de sus grandes pasiones: la montaña, en la cual pivotará parte de su vida militar y social.
En 1987 y después de su graduación de la AGM de Zaragoza, es destinado con el empleo de teniente a unidades de montaña en Irún, posteriormente realiza en 1988 el Curso para el Mando de Unidades de Montaña, más tarde ya en 1992 durante la realización del Curso para el Mando de Unidades de Operaciones Especiales causó baja debido a las lesiones producidas durante un salto paracaidista, teniendo que realizar de nuevo el curso en 1994.
En 1995 es destinado a Jaca como profesor a la Escuela Militar de Montaña y de Operaciones Especiales (EMMOE), y después se integra en el Grupo Militar de Alta Montaña (GMAM), participando en expediciones al Himalaya junto al equipo de TVE Al Filo de lo Imposible.
Entre 1999 y 2001 es destinado en el Centro de Inteligencia y Seguridad del Ejército de Tierra, desplegando el año 2000 en los Balcanes como Jefe del Contigente Militar de la European Community Monitor Mission (ECMM).
A partir de 2002 vuelve a la EMMOE (Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales) del ET como Jefe del Departamento de Montaña y asumiendo la planificación de las expediciones del Grupo Militar de Alta Montaña. Al ascender a Coronel es destinado a la Academia de Logística de Calatayud, pasando en agosto de 2021 a la situación de reserva por edad.
En el plano deportivo en montaña, el Coronel Ayora es bien conocido a nivel nacional e internacional. Esta estrecha vinculación le ha permitido disfrutarla realizando numerosas expediciones en Pirineos, Atlas, Alpes, Alpes de Nueva Zelanda, Altai, Andes, Cáucaso, Pamir, Karakorum (GI y GII), Himalaya (Cho Oyu, Manaslu y Pilar Oeste del Makalu), Groenlandia, Patagonia, Campos de Hielo Norte…
La pasión por este deporte la plasma con su actividad a día de hoy como Presidente de la FEDME (Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada). cuyo equipo representante de nuestro país acaba de conseguir en estos JJOO de Tokio 2020 la medalla de oro en la disciplina de escalada deportiva.
Como experto en seguridad, Auditor de Sistemas de Prevención, Técnico Superior de Prevención de Riesgos Laborales y Máster den Derecho de Deportes de Montaña, ha escrito dos libros de Ediciones Desnivel sobre este tema: “Gestión del Riesgo en Montaña y en Actividades al aire libre”, y “Riesgo y Liderazgo, cómo organizar y planificar actividades en la naturaleza”.
¿Qué recuerdos tiene de su paso por el Curso para el Mando de Unidades de Montaña? ¿Ha habido evoluciones en cuanto a ejercicios, actividades y fases que se realizan en la actualidad?
La evolución ha sido importante. En 1988 el escenario estaba condicionado por el marco existente en aquel entonces, en especial por la lucha contraterrorista, y las unidades de montaña se centraban mucho en su formación en el despliegue existente sobre la cordillera pirenaica. La visión de un grupo de profesores de la EMMOE, la creación del Grupo Militar de Alta Montaña (GMAM), y sobre todo las misiones internacionales han supuesto un salto cualitativo trascendental
Para un amante de la montaña, el vivir a un paso de los Pirineos y pasar gran parte de su carrera militar en la EMMOE (Escuela Militar de Montaña y de Operaciones Especiales) es como estar en casa.
Diría que más bien es estar en casa. La montaña es una forma de vida y los montañeros no entendemos la vida sin ella. Los destinos en la EMMOE me han supuesto conocerla más profundamente y amarla más.
¿Qué función cumple la EMMOE dentro de nuestro ejército?
Es el centro de formación de referencia para todas nuestras Fuerzas Armadas. Tanto para la instrucción y adiestramiento en montaña, como para el frío extremo. Aquí se forman todos los mandos de nuestras unidades e igualmente personal de otros países. Sin duda, es una escuela de liderazgo, que capacita para vivir, moverse y combatir en estos ambientes. Formamos a líderes de líderes. Vamos más allá del “train de trainers”
En su época como profesor de la EMMOE, ¿Que áreas de formación impartía a sus alumnos?
Durante mi época de Capitán me hice cargo de la asignatura de Técnica de Escalada y de Esquí. También al contar con el diploma de Operaciones Especiales tuve la responsabilidad de dirigir el área Táctica. Posteriormente como Comandante Jefe del Departamento de Instrucción y Adiestramiento en Montaña, mis cometidos, además de los propios de la dirección y formación en montaña, se ampliaron a la planificación de las actividades del GMAM. Estoy convencido que la participación mía de mis profesores en múltiples expediciones tuvo su reflejo en un mayor nivel en la formación de nuestros alumnos. En la última época en la EMMOE, al estar destinado durante casi siete años como Teniente Coronel en la Jefatura de Adiestramiento y Doctrina de Operaciones Especiales, colaboré en la formación de nuestras unidades de Operaciones Especiales.
¿Que tipo de misiones realizan las Unidades de Montaña en el extranjero?
Aunque se tiende lógicamente a que su despliegue sea en escenarios de montaña o de frío extremo, que son para los que están especialmente capacitadas, se trata de unidades muy polivalentes que las hacen adecuadas para todo tipo de escenarios y misiones.
Ha dirigido el Grupo Militar de Alta Montaña. ¿Qué objetivos cumple este grupo dentro de la EMMOE? ¿Qué habilidades y aptitudes deben cumplir sus integrantes para formar parte?
No es solo dentro de la EMMOE. Es una unidad que otorga un prestigio indudable a nuestras FAS y que nos da posibilidad de estar en la vanguardia de la experimentación de equipos, formación continua y de altísimo nivel para los mandos y tropa que lo conforman, así como un conocimiento extenso de las cordilleras montañosas de todo el mundo. Para formar parte del GMAM se requiere un historial alpino y se selecciona para cada expedición a los más adecuados según las necesidades. No es lo mismo una expedición al Ártico que una expedición a un ochomil. Si hay una aptitud en común que se exige es la del trabajo en equipo.
Las unidades de montaña tienen en común la realización de entrenamientos y ejercicios en parajes remotos en condiciones meteorológicas difíciles, donde la convivencia entre mandos y tropa se vuelve muy estrecha. ¿Qué experiencias extrajo de estas convivencias?. ¿Cree en la importancia de un equipo cohesionado basado en la confianza es una de las claves para poder sobrellevar dificultades que se puedan presentar?
No solo creo en ello sino que estoy firmemente convencido que sin un equipo cohesionado no vas a ningún sitio. Los lazos que se crean en estas condiciones son permanentes. Eso no quiere decir que se rompa la disciplina. Todo lo contrario. Es un ejemplo de disciplina bien entendida. Nunca he tenido que corregir a nadie en este sentido en una expedición.
Durante la realización del Curso para el Mando de Unidades de Operaciones Especiales sufrió un accidente paracaidista que le impidió continuar y tener que repetir el curso posteriormente. ¿Qué ocurrió exactamente?
Fue en un salto táctico entre dos luces en el que tuve un enrollamiento tremendo. Creo que un lateral de la mochila tocó en la puerta del avión al saltar me lo provocó. Comencé a realizar las maniobras para resolver la incidencia, pero el salto era a baja altura y prácticamente conseguí desplegar la campana al llegar al suelo, sin haber podido liberar la mochila y el equipo. La consecuencia fue que caí cien por cien hacia adelante sobre la mochila, sufriendo una hiperflexión en la columna con un aplastamiento vertebral en D7 y una desviación del tabique nasal.
Después de un accidente de este tipo es difícil doblegar la mente para repetir la experiencia. ¿Cómo se prepara una persona psicológicamente frente a esa incertidumbre y superarlo?
El accidente fue en abril del 92, y aunque traté de terminar el curso finalmente tuve que dejarlo al empezar la fase de agua en junio. Obviamente tuve que estar unos meses de baja y volver a mi destino, que en aquel entonces era como Capitán en Tarragona. Durante ese año pude rehabilitar bien la columna haciendo mucha natación y prepararme para las pruebas del curso en septiembre del 94. Aunque inicialmente estaba previsto que únicamente repitiera la fase de natación y que me incorporara en junio del 95 para terminar esta fase, me dijeron que había cambiado la normativa y que debía repetir el curso entero desde el principio. Eso fue lo más duro, ya que a nivel familiar no estaba previsto. Mi mujer fue la que más lo sufrió porque entonces teníamos ya tres hijos, y la niña acababa de nacer en febrero del 94… Ante las dificultades hay que crecerse. Eso te hace más fuerte.
¿Que representa el obtener y portar la Boina Verde, y que valores quedan grabados a fuego para aplicarlos en cualquier ámbito de la vida?.
Para mí ha sido una Boina Verde que ha venido tras la consecución de la Boina de Montaña. Y habiéndola obtenido cercano a los 30 años. Eso creo que ha significado una madurez especial y un grabar a fuego de los valores montañeros previos. Pero tengo que subrayar que en las unidades de operaciones especiales he encontrado algo que no había encontrado a igual nivel en las unidades de montaña y son la capacidad de imaginación, la flexibilidad, la adaptación y sobre todo la innovación. Hacer fácil lo difícil.
¿Qué opinión tiene de las distintas evoluciones y transformaciones que han sufrido las unidades de OE, del ET desde aquellas COE, hasta hoy?
Ha sido otro salto bestial. De las unidades de “guerrilleros”, y esa mentalidad de defensa territorial, a las unidades actuales hay un mundo… Aunque el alma del guerrillero sea la misma, las técnicas, equipo y procedimientos han supuesto una auténtica revolución. El problema es que muchas veces cuando se habla de este tipo de unidades no somos consciente de qué unidades estamos hablando, de qué misiones y a qué nivel es su utilización. En ocasiones no se emplean bien…
¿Que nivel de capacitación y formación tienen actualmente el personal de unidades de montaña con respecto a otras unidades de otros ejércitos de nuestro entorno?
La realidad es que en montaña creo sinceramente que estamos a un nivel alto, aunque nos falta trabajar más en glaciares y en mayor altitud; sin embargo, en frío extremo creo que hay que hacer un esfuerzo por mejorar. Afortunadamente se está haciendo un buen trabajo en este sentido y la Jefatura de Adiestramiento y Doctrina de Montaña ayuda mucho a ello, en especial en el equipamiento.
En sus libros Gestión del Riesgo y Riesgo y Liderazgo hace especial hincapié en la falta de prevención que precipita a riesgos evitables en la montaña. ¿Podría extrapolarse esta enseñanza a cualquier ámbito de nuestro día a día?
Por supuesto. El proceso para realizar una adecuada gestión del riesgo comienza con la identificación de los peligros, continúa con el análisis y evaluación de riesgos, y finaliza con las medidas para el tratamiento de los riesgos. Este ciclo se utiliza en cualquier ámbito y de hecho hay una norma ISO que lo contempla.
Ediciones Desnivel.
La montaña puede llegar a ser un entorno tan bello como cruel, usted ha perdido amigos y compañeros de unidad realizando expediciones y ejercicios de entrenamiento. ¿Qué enseñanza transmitiría a fanáticos pero inexpertos que se adentran a experimentar las dos caras de la montaña por primera vez?
Que se pregunten sinceramente primero si están capacitados para lo que pretenden. Conocerse a sí mismo es imprescindible. El problema es que no es una actitud que vaya a nacer de ellos mismos. Por eso son necesarias campañas de prevención como las de tráfico. Las personas conscientes de los riesgos provocan, y sufren, menos accidentes.
¿Que valoración hace de aquellos jóvenes que elegían unidades de OE´s y de montaña para cumplir el servicio militar obligatorio de entonces, pudiendo estar en destinos mas cómodos o cercanos a su hogar? ¿Cual cree que era el elemento común de esos jóvenes?
Una vocación innata que se nutre de un espíritu de aventura, exploración, apertura a nuevas experiencias y búsqueda de sensaciones. En definitiva, y más técnicamente, una personalidad que se nutre de dos componentes llamados temperamento y carácter. Uno de ellos en gran parte genético y otro que es el carácter moldeable por la educación, el entorno y las experiencias previas. Si a ello unes los valores, la vocación de servicio, el amor a tu país…. tenemos la guinda. Tengo muy buenos recuerdos y muy buenos amigos de aquellos años.
¿Que mensaje daría a todos los veteranos que hoy día mantienen ese sentimiento de pertenencia a sus unidades, especialmente a los de OE y de Montaña?
Que sean conscientes que siguen siendo ejemplo y reflejo de un viejo lema guerrillero que intento tener siempre presente: “No hay a su pie risco vedado. Sueño no ha menester. Quejas no quiere, donde le ordenan va. Jamás cansado. Ni el bien le asombra, ni el desdén le hiere. Temido, valeroso y abnegado obedece, pelea, triunfa o muere.”
Acaba de llegar de los JJOO 2020 de Tokio junto con el equipo que ha representado a España en la disciplina de escalada, siendo ésta la primera vez que se integra como deporte olímpico, ¿Cómo vivió esos momentos en los que Alberto Ginés consiguió el oro, y si cree que España tiene un futuro próspero liderando este deporte?
Lo vivimos como os podéis imaginar con un nerviosismo y con una emoción máximas. Han sido unos momentos históricos que sitúan nuestra federación en una nueva era. El próximo año la FEDME cumple 100 años y esta medalla es el inicio de esta nueva etapa. La escalada deportiva ya es olímpica y estoy seguro que nos deparará más éxitos, pero no hay que olvidar que el esquí de montaña también es ya olímpico y se estrenará en Milano 2026. La competición ha venido para quedarse.
Enhorabuena por este gran hito para nuestro deporte.
Fuente: VetPac
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